Hace tres años que estoy viviendo en Taiwán. Vine por primera vez de visita turística durante el verano del 2018, después de estar en China visitando a mis amigas y grabando un documental sobre los skaters de Jinan. Desgraciadamente ese documental todavía está en mi ordenador esperando que acabe de editarlo. No me rindo, pero está claro que no lo voy a poder acabar este año.
Desde el año 2004, cuando tomé la mala decisión de casarme con la que sería la madre de mis hijos, por lo menos con mis hijos sí he tenido suerte, he estado yendo a China regularmente. Sin embargo nunca había estado en Taiwán. Mi único contacto con Taiwán hasta 2018 habían sido las clases sobre BoYang mientras estudiaba filosofía y sinología en Freiburg y haber conocido a una chica taiwanesa, cuyo email debí apuntar mal, que estudiaba filosofía en la misma universidad. Qué pena no poder contactar con ella ahora. Quizás esté viviendo en Taiwán, quizás sea profesora de filosofía en alguna universidad aquí, no me extrañaría nada. Una chica muy simpática e inteligente.
Para aliviar mi curiosidad y por variar un poco tras esos meses en China en el 2018 decidí venir de visita a Taiwán. No tenía otra intención. Simplemente hacer un poco de turismo y conocer el país todo lo que permiten diez días.
Si llevo viviendo aquí unos años es porque algo pasó durante ese viaje, está claro. Nada más aterrizar, el control de aduanas ya me pareció mucho más tranquilo que en China. Sin tener que escanear tú mismo tus huellas dactilares ni ninguna de las otras cosas que hay que hacer al aterrizar en China. El control de aduanas me pareció mucho más parecido al que pasas al llegar a Europa.
Una vez pasé el control y compré una tarjeta SIM para el móvil, coger el metro y llegar a la ciudad también me pareció sencillo. Nada de policía. Todo limpio, sin tanto ajetreo como en China, sin gritos. Realmente me impresionó. Todo el resto del viaje fue lo mismo. Simplemente no me lo podía creer.
No recuerdo muy bien qué ruta hice, tendría que mirar mi cuenta de Booking o revisar mis fotos. Lo que sí recuerdo es que estaba en Taidong y llevaba ya unos días aquí en Taiwán. Entonces se me ocurrió entrar en un colegio público y preguntar si mis hijos podrían estudiar en ese colegio. Me atendió una señora de mediana edad y me dijo que sí, sin problema alguno, me dijo que podía venir y traer a mis hijos, que con los pasaportes sería suficiente. Esa fue la semilla. Como en Inception, la semilla había sido plantada en mi mente… Cuando volví a Barcelona la idea se fue haciendo más fuerte y al final decidí mudarme.
Vine yo solo unos dos meses a preparar la mudanza. No estoy seguro de cómo decidí Tainan. No recuerdo si lo decidí en Barcelona investigando online o si una vez después de preguntar en aquel colegio en Taidong volví a las ciudades que ya había visitado para decidirme en aquel momento. No lo recuerdo con claridad ahora. Lo que sí sé es que vine yo solo en la primavera de 2019 para alquilar un piso y prepararlo para el verano para mis hijos. Después de varias semanas buscando por fin pude alquilar un piso. Me hicieron pagar un año de alquiler por adelantado porque no se fiaban al ser yo extranjero. Tampoco quisieron hacerme un contrato de alquiler de más de un año, me dijeron que ya lo iríamos renovando año a año, que no me preocupase. Aquel primer piso creo que pertenecía a una empresa, tuvimos que ir a un notario a firmar el contrato de alquiler, todo fue muy formal. Cuando ya tuve el piso preparado volví a Barcelona.
Convencí a la madre de mis hijos para que me los dejara durante el verano y los pude traer a Taiwán.
Aquel primer verano aquí fue fantástico. Mi deseo es que mis hijos estén felices y contentos, además de intentar educarlos lo mejor que puedo. Que les guste leer, que disfruten de la naturaleza y el deporte. Unos días tengo más éxito que otros. Esa vacaciones tuvieron dos partes. Una de puras vacaciones y otra de ir al campamento de verano. La parte de puras vacaciones les encantó. Fuimos a la Isla Lamay, buceamos con tortugas, fue fantástico. También fuimos al parque natural en Kending. Creo que no vimos tantas tortugas como en la Isla Lamay pero también nos lo pasamos muy bien. También fuimos a Taidong. Nos lo pasamos muy bien. Las pequeñas excursiones o salidas que hacíamos por la ciudad nos gustaron a todo. Sobretodo la playa, por fin pude enseñar a mis hijos a hacer bodyboarding. Les encantó.
Lo de ir al campamento de verano no les gustó tanto. Luego encontré una academia de repaso donde les enseñaban chino por las mañanas.
Yo ya llevo aquí desde entonces. Y la verdad es que es difícil estar cada día tan contento como si estuvieses de vacaciones. Hago lo que puedo.
En el primer vídeo que he subido a Youtube hablo un poco de las cosas que más me molestan de esta ciudad.
Casi todos los problemas que tengo o las cosas que no me gustan de esta ciudad se pueden evitar a base de talonario. Si tuviese más dinero estaría más contento, es la pura verdad. Vamos a volver a Barcelona sin haber hecho muchas cosas por falta de dinero, no por falta de tiempo. Aunque muchas de las excursiones que quiero hacer necesitan coche y yo no tengo aun el carne de conducir. No sé ya si vale la pena intentarlo. Siento que vamos a volver mañana mismo.
En mi video nombro varias cosas que no me gustan: las aceras, las cucarachas, la comida, el agua marrón del mar y el camión de la basura. También el hecho de que todos lleven mascarilla todavía. Lo que más me molesta es el camión de la basura pero si tuviese más dinero podría mudarme a un edificio que tuviese contenedores de basura propios y un portero que sacase la basura el día que toca. Si tuviese más dinero podría ir a comer a buenos restaurantes cada día. Si tuviese más dinero podría ir en coche o en taxi al parque nacional de Kending o a la Isla Lamay cada fin de semana. Contra las cucarachas y la falta de aceras nada se puede hacer. Sólo volver a Barcelona.
No quiero añadir nada más a lo que ya he dicho en el vídeo en este momento ni escribirlo. Voy a publicar este texto ahora y seguiré escribiendolo durante los pocos días que le quedan a esta semana.
Lo que sí voy a añadir es que, visto con perspectiva, fue una mala decisión haber vuelto a Barcelona después del verano de 2018, pero ¿cómo iba yo a saber lo que iba a pasar, la pandemia y las nuevas leyes para chinos? En aquel momento volver a España me pareció razonable.
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